Politicamente in-correcto / Dandole cuerda al mundo / Conceptos son afectos


Para el arte del Contador, el libro resulta una cárcel. Ordena, jerarquiza, esquematiza, da nombre, a la ex-presión (tachar la e y poner una i) del más hondo sentimiento de un joven que le da cuerda al mundo, pa´ aunque sea, sea más vivible.
Cada página es una celda que intenta proteger a la poesía que se escapa y se escabulle en el bondi. El sistema penitenciario todo, hace que llegue el castigo si los gritos desconsolados de las palabras verborrágicamente vomitadas alteran el orden de la inhumanidad. El poeta es un estriper y el Contador puede desafiar un campeonato de cola less en la misma Institución Total.
El miedo a las rejas, a los muros, siempre está, pero la potencia en el puño para derribarlos, es una caricia en cuanto la fuerza de la caricia que le brinda al pincel y a la pluma para expresar su ira.
El teclado lo convierte en sopa de letras cruzando diagonales inexistentes en donde sus dedos bailan un rock and blues. Todas son cartas de amor, todas son canciones, todas son todas las voces que hacen eco en la celda vacía.
El Contador se escapó de la cárcel, cumplió con todas las requisas, los procesos de identificación con los otros reclusos, lo despojaron de todos los sistemas identitarios y le realizaron las visitas higiénicas correspondientes. Allí aprendió a hablar, a amar, y ahora quién lo para. Ya el Estado de las cosas es de tal índole que la censura es lo mínimo, la reincidencia es segura. Los bordes fueron transitados como un equilibrista entre la vida y el amor siempre con la posibilidad de caer en un vacío con papas que lo levante.
Una vez fuera, ya en la Nave, comienza a desconocer una cantidad numerable de apremios, sanciones, miradas de indiferencia y ve que sus manos son empujadas a hablar, que su corazón quiere salir por la boca, a veces como un tango y otras como un graffiti francés, por momentos parla de lugano por momentos de Estambul. Te marea como el vino te calma como el té. Te marea como el té, te calma como el vino.
La radio abierta es permanente, sólo hay que sintonizarla. En Devoto no hay más que una portátil, pero la hinchada, allá en la tribuna que da a la cancha del carcelero pide que toque el Ojo Caníbal.
El libro es una cárcel, ábranlo y liberen las obras de arte más valiosas, las que desafían al mercado de las ilusiones. Contemplarlas es entrar en el mundo del mundo. Entremos y llevémonos hasta las lamparitas, si alguna todavía funciona, con las rejas hagamos grandes parrillas, con las llaves percusión, las sábanas anudémoslas para subir y bajar del cielo, si queda alguna rata, pensemos en una biblioteca o en el paraíso.
Este juez, que simplemente dictaminó la sentencia, se arrepiente y se declara culpable, sepan que ustedes son mis cómplices y no tienen más que ir celda por celda para alfombrarla y sacarse los zapatos.

Matías Reck
Editor y responsable

1 comentario:

paula p dijo...

editor irrepsonsable, qué monono el blok. melolei todi, para escapar de la rutina y sus problemas y susoluciones. te beijo,
pau