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LIBROS PARA EL VERANO > FRANCISCO OCAMPO, MUSICO Y POETA FRIZADO

El Capitán Frío

El tecladista de Lache acaba de cumplir 18 años y publicar En Helsinki, su primer libro de poesía. “Esta es una edad en la que uno asimila las cosas a otra velocidad”, caracteriza a su generación.

Por Federico Lisica

Pare de sufrir. A no preocuparse por el calor, ni por los cortes de luz que atentan contra los aires acondicionados. Basta leer En Helsinki, el poemario de Francisco Ocampo, y una tundra nórdica atemperará el alma. El escritor de 18 años acude tranquilo a su encuentro con el NO, comienza a hablar pausado y al parecer no se lleva bien con el clima que hace transpirar hasta a las sombras, en una plaza de Coghlan. “Estos mosquitos...”, dice y ¡paf! sacude a un insecto difícilmente hallable en Finlandia. De ese lugar, que conoce sólo por fotos (pero que aún así inspiró el título de esta obra), dice gustarle la locación: “El norte europeo tiene que ver con la idea que intento transmitir en los poemas... es un poco fría la escritura”. “Ojalá viviera en Helsinki / para abrazarte en un lugar más frío / para volverlo cálido y lejano / para volvernos uno”, entrega con el norte estético puesto en esa ciudad. “Es medio arbitrario, lo sé, pero la interpretación después abre”, aclara e invita.

En la contratapa del libro, editado por Milena Caserola, lo describen como “un espíritu incómodo que crecerá como el filo de un puñal que quiere atravesar la carne de un niño”. Ocampo se calza el traje del capitán malvado que azuzaba a Batman y necesitaba de grados bajo cero para poder vivir. Un quid por el Viejo Mundo y por otros tiempos que se advierte en algunos títulos de sus poemas, como “Chopin”, “Modigliani”, “Tannhäuser” (extraído de una obra de Wagner), “Berlín”, “Liebe dicht?”, y en citas más o menos explícitas a Charles Baudelaire. Ocampo, a decir verdad, tampoco se viste como un romántico del siglo XIX –nótese su remera con el rostro de De Niro en Taxi Driver–, aunque se siente cómodo con esa atmósfera.

Antes de emitir sonido alguno, piensa bien lo que va a decir. Pero en un instante en el que no puede definir una de sus poesías, simplemente fricciona el cuerpo y entrega espasmos. Su costado Mr. Hyde también aparece cuando toca los teclados en vivo con Lache: “Bailo, salto, me muevo, me tiro al público”. La banda de Colegiales acaba de lanzar su EP (se puede bajar de su web Tomelache.com.ar) con invitados como Rubén Albarrán (Café Tacvba), integrantes de Andando Descalzo, Mataplantas y la banda de Kevin Johansen. Y si se le pide al poeta que elija un músico (¿o es al revés?), va por uno que tiene su escultura graffiteada en el cementerio de Père-Lachaise: “Jim Morrison era un gran letrista, The End es increíble. O Break on Through, con esas frases muy potentes”. En su bolso escolar reluce un pin con la cara de Jimbo.

“Estaba en el colegio cuando empecé a escribir poesía”, escupe. En 2010 terminaba la secundaria sin tener idea de que iba a editar su poemario, aunque ahora ya exista y esté acompañado por sugestivas ilustraciones de Lino Divas (“tiene un arte muy personal, está muy bien asimilado a la obra”). A diferencia de muchos artistas, Ocampo no se achica al definir su estilo como iniciático ni al citar las influencias de Marguerite Yourcenar, Thomas Mann, John Keats, el surrealismo de Breton o el simbolismo. “El libro es un viaje acompañado por alguien, voy recorriendo las emociones que me generan esos nombres o hechos que intento solapar con palabras que no le son propias”, cuenta.

Más que “metáforas recargadas”, En Helsinki tiene algo muy puro y simple en poemas cortos (“Oración... oración... oración...”, repite). “Esta es una edad en la que uno asimila las cosas a otra velocidad, quise registrar este momento para ver cómo voy cambiando.” La foto se llama En Helsinki. En palabras de su autor: “Un libro muy lindo, y que no trata de ser más que eso, una sensación simpática, acogedora”.

* Para seguirla: Cartas-desde-helsinki.blogspot.com

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IOSHUA: GÜIRO, PORNO Y MILITANCIA

“Los cumbieros son muy bonitos”

El músico, poeta y artista plástico nació en Merlo hace 33 años, pero vivió en la calle desde los 14. Armó la editorial Wachodelacalle, se fue a Ushuaia, volvió enamorado y trajo Cumbiagei, un universo musical, plástico y poético de pibes solos, tristes y calientes: “En mi cabeza tengo bocha de cosas: Portishead, My Bloody Valentine, Buzzcocks”, abre el juego.

Por Julio Nusdeo

“¿Qué querés de la vida? ¿Cómo querés hacerlo? ¿Fácil o difícil? Difícil. Bueno, pero que sea divertido entonces.” Esas preguntas y estas respuestas se formularon en la cabeza de Ioshua en repetidas oportunidades, hasta convertirse en el motor generador de su obra. Su trabajo más reciente, el CD y el libro de comic, dibujos y poemas XXX llamado Cumbiagei, surgió de “seis meses difíciles, pero divertidos”. Esos meses corresponden a una gira por el país en la que Ioshua leyó su poesía, brindó talleres de escritura y pasó música. “La gira fue el duelo de la ruptura de una relación”, cuenta. “En febrero llegué de la Patagonia, enamorado. Hacía un año que me había instalado en Ushuaia, pero las cosas no funcionaron después de algún tiempo, y en Buenos Aires me encontré sin trabajo. Mi casa estaba allá, mi ropa había quedado allá y todo lo que tenía, había quedado allá. Acá sólo tenía las ideas. Dormí en la estación Federico Lacroze un par de noches, y empecé a vender fanzines por todas las fiestas que podía. Mandé mails y avisé a mis editores que estaba absolutamente libre para lo que fuera. Me dijeron: ‘Bueno, no te preocupes. Hacemos una gira. Tenés los próximos dos meses de fechas’.”

Los dos meses se convirtieron en seis, que cerraron con un gran show en el Estadio Huracán de Posadas, coronando la etapa de la gira que Ioshua llamó “Para vos wachín, ya no va a doler”, registrada en su blog personal paravoswachin.blogspot.com. “Lo que hice en el camino fue dibujar, pensar, escribir, planear y planear, porque sabía que eso iba a acabar y quería terminar mi duelo. Cuando llegué, relajado y un poco más tranquilo, dije: ‘Bueno, sale libro, sale disco, salen más libros y salen más cosas’.”

Cumbiagei es un universo musical, plástico y poético de pibes solos, enamorados y calientes, pero también muy tristes, que le escapan al estereotipo del macho-misógino, capo de la pandilla. El prólogo del libro, a cargo de la socióloga Anahí Castillo, revela cómo Ioshua transforma a “cualquier pibe sospechado de delincuente en un hermoso chico para enamorarse y atender a sus sentimientos”. Incluso el tono que él utiliza para darles voz a los personajes está inspirado en experiencias personales y en lo que él llama el “género carcelario”. Muchos de sus amigos están presos o fugados, cuenta. “Los pibes en las cárceles escriben mucho, demasiado. Para mí es un género literario en sí mismo, y aprendí mucho de eso. Me dio el guiño exacto o la temperatura exacta... no se trata de ser verosímil, se trata de ser veraz. Y leyendo las cartas de mis amigos, para mí, era como leer un libro de Nietzsche. Los sentimientos son así. Así se siente la vida en el conurbano. Esto pasa cuando alguien recibe una carta y esto se te mueve adentro cuando leés una carta.”

–¿Por qué te interesaste en la cumbia?

–Porque me erotiza. Me erotiza mucho. Los chicos son muy bonitos.

–¿Los de las bandas?

–Los que tienen bandas y los de la calle más todavía. Hay algo de honestidad en la calle que no está en lo prearmado, no especulan con la seducción. Un pibe cuando acarrea un carro con cartón no está especulando con ser sexy; sin embargo, es sexy para mí. Yo lo veo en esa postura, en esa manera, en ese sudor, y... ¡wow, está mejor que Néstor en Bloque!

–¿Qué se te dio por investigar en ellos?

–La representación, ni más ni menos. Cuando llegué a Capital, en 2003, todo el arte contemporáneo que yo veía estaba muy bien, pero era snob para mí, no halaba de mí. No había gente en los cuadros, ni en los libros. No había realidad. Si yo quería que me siguiera gustando, tenía que involucrarme y la única manera de involucrarme era decir: “Ok, soy esto. Vengo de acá, no lo oculto y de hecho lo potencio”.

Ioshua nació hace 33 años en Libertad, una ciudad del partido de Merlo. A los 14 se fue de su casa y pasó los años viviendo en las calles del conurbano, pasando momentos duros. “Afortunadamente hubo muchos amigos en el medio que me ayudaban sin darse cuenta. Porque cuando te invitan a comer una noche, te están salvando la vida y ellos no lo saben”, explica, emocionado. Para él, la cosa era hacer algo todo el tiempo sin saber siquiera por qué. Hacer libros manuscritos, dibujar, hacer canciones con la guitarra de un amigo y tener la testarudez de querer grabar un disco y conquistar el mundo. “Nunca entendí cómo fui tan ciego con las cosas. Bueno, es la misma ceguera que tengo hoy, porque quiero seguir sacando libros, cuando quizá las condiciones de vida más cómodas ni siquiera están resueltas. No tengo una casa, pero tengo un libro nuevo en la mano.”

A principios de la década pasada, Ioshua vino a Buenos Aires y entabló amistad con los organizadores de Belleza y Felicidad y con bandas como Jesús y Cleopatra, con quienes se presentó varias veces: “Ellos empezaron a decir: ‘¿Por qué no leés ese poema que tenés?’. Y era muy raro porque no es que no me considerara un escritor, creo que lo sabía desde que tengo uso de razón, pero me sorprendió que alguien quisiera escucharlo”. Esa atención le dio a Ioshua la plataforma desde donde pararse y editar fanzines y libros autogestionados como En la noche, de su sello/editorial Wachodelacalle, Tambo Kumbiero, Tapir, Clasismo Homo y Narrativa Gay Bonaerense, entre otros. Sus influencias van de Roy Lichtenstein al poeta y pintor francés Jean Cocteau, pasando por el estilo callejero de Basquiat. Y musicalmente hay mucho más que cumbia: “En mi cabeza tengo bocha de cosas; el nuevo disco de Portishead, Devendra Banhart, My Bloody Valentine, Buzzcocks”.

Si bien Cumbiagei es su más reciente trabajo, la vida de Ioshua está colmada de actividades. “Ahora estoy terminando dos libros: el primero se llama Una señal blanca, que va a salir por la editorial Hasta Que Llegue el Silencio, de Sebastián Bruzzese, y que es un libro de anotaciones porque no cumple con el formato de narrativa, ni de poesía. Son pequeñas líneas. Y estoy preparando otro que va a ser mucho más pretencioso porque espero que compile mis dos libros agotados, que son Pija, birra y faso y Loma Hermosa, junto a relatos y textos nuevos. Quizá se llame Los sentimientos.” No por casualidad su blog más antiguo es pijabirrafaso.blogspot.com, desde donde expone sus textos callejeros cargados de una sensibilidad que sólo alguien de un talentoso corazón tibio podría volcar.

* Ioshua inaugura su exposición de dibujos el viernes 7 de enero a las 17 en la galería Arriba las Manos. La dirección se consigue enviando un mail a deformerecords@hotmail.com