ARIEL PRAT PRESENTA SU "CUIRIOSIDAD Y AZAR"

por azar ... el martes 13 de marzo de 2012 ...

se presenta el primer libro de poemas de Ariel Prat, co-editado por )el asunto( y milena ...

la cita es en el CC Caras y Caretas ... Venezuela al 300 desde las 19 hs.


aquí adelantamos el prólogo...


La Historia Sentimental Argentina, su manual, método y desarrollo tienen en Ariel Prat a uno de sus tambores. En batalla, che, la tropa va al frente pero siguiendo a los tambores; el ritmo de los parches le marca el rumbo al resto. Ahí anda el Negro, siempre negro y felizmente bailarín resentido.

Juglar, trashumante. Ciruja, cebollita, carrito parlante por las calles del alma más alma. Sabandija, dicen en el tablón de los borrachos los barras más barras y entrañables. Resumiendo, una mezcla de negro más negro y el negro más negro, el negro por negro, a veces da blanco, blanco como el olor inolvidable de los tilos iluminados de La Plata cantando de levita negra, por supuesto, y para toda la muchachada; porque no solamente Ariel canta para toda la muchachada, también la sabe hacer bailar… ¿84, 85?, plena siomería cultural, emporio del pensamiento pulgar, apogeo de lo exótico y nuestro Ariel envenenado, de vena nomás, fue preparando el pire ¿O fue después? Más o menos, da menos.

Sushi y distintos Palermos crecían por entonces en “mi Buenos Aires queridooo”.

Prat es de Villa Soldati, bien criado en Villa Urquiza y a comienzos del milenio, nada menos, entró a ir y venir de Europa, hasta que frenó en el Teruel español de los amantes, en España; curiosa madre patria. Frenar es en este prólogo -porque esto es un prólogo, che- una manera de decir, porqué en España el Negro siguió siendo negro batiendo el parche y haciéndole el aguante a tanto trasplante. Rima.

Claro que el Negro canta, todos lo saben, y que también escribe. Claro y obvio también es que el susodicho escribe como canta y canta como escribe. Con toda la voz, con todo el sentimiento y la elegancia que le vino. Un don, sin duda. Canta con premeditación y alevosía y levanta el trapo en cualquier territorio; hablando de batallas, vanguardias y tambores. Pero esto es un libro, nada más que un libro; el primero del Negro Prat. Un libro libre y claro.

Atado a si mismo, cuidadoso en la forma, imperturbable en el fondo, rolinga de ultramar en el modo de andar viendo el dolor y relatarlo. Confiesa en el poema “Terminillo”: “En algún portal/ De Terminillo, / Rincón tan luminoso. /Cualquier casa/Es mi casa,/ Y soy tranquilo,/El pibe sabedor”. Antes y después dice más cosas para temblar o entender por un buen rato, pero hasta aquí está bien.

Muchachada de a bordo, pasen y lean. A mí, el que suscribe, leerlo de una me hizo llorar y emocionar de verso en verso, pero a mí, como al Negro, me gustan los versos; con el agravante de mi parte de quererlo tanto, al Negro, claro. Sepa usted disculparlo.


Pancho Muñoz.
Buenos Aires, catorce del uno del doce.


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